Uno de los vinos más clásicos en este método de elaboración, que supone la transformación de la uva en vino sin estrujado previo. Los racimos son introducidos con delicadeza en grandes depósitos de acero inoxidable procurando no romper el fruto. Después, se produce la fermentación alcohólica a temperatura controlada de 28ºC. Obtenemos un vino muy frutal, joven, muy aromático y fresco.