Esta creación de la Bodega Monje Amestoy aúna las características de los vinos más clásicos con la de los vinos más modernos, obteniendo un resultado sedoso, afrutado y esopeciado con toques de vainilla.Tiene una crianza de 16 meses en barricas de seis años de antigüedad y, antes de ser comercializado, reposa durante 20 meses en botella.