Más allá de los viñedos consagrados de Francia, Italia o California, existen vinos de regiones emergentes que están trabajando de forma incansable para demostrar su valía, ofreciendo experiencias enológicas únicas y ampliando el horizonte de los amantes del vino.
Y es que cada vez son más los lugares que se suman al sueño de producir sus vinos autóctonos y encontrar su hueco dentro de este mundo tan apasionante; desafiando las nociones tradicionales de las zonas vinícolas más conocidas y con más recorrido a través de la historia.
Conocida como la cuna del vino, Georgia está viviendo un renacimiento gracias a regiones como el valle de Khaketi. Aquí, las uvas autóctonas como Saperavi y Rkatsiteli son transformadas en vinos que narran la historia de 8,000 años de tradición vinícola.
La técnica ancestral de fermentación en ánforas de arcilla, conocidas como qvevri, añade profundidad y autenticidad a sus vinos.
Brasil, más conocido por sus carnavales y su café, está ganando terreno como productor de vinos espumosos de alta calidad. Regiones como Serra Gaúcha combinan un clima cálido y suelos fértiles para crear vinos burbujeantes que compiten con champagnes y cavas.
En este remoto rincón de Chile, viticultores están experimentando con Syrah y otras variedades de uvas, produciendo vinos con una intensidad y estructura que están sorprendiendo a críticos y consumidores. La altitud y los cielos despejados del valle contribuyen a crear un terroir único, que merece un lugar destacado entre los vinos de regiones emergentes.
Las laderas croatas que se hunden en el mar Adriático proporcionan un terroir excepcional para variedades autóctonas como Plavac Mali. Los vinos de esta región destacan por sus aromas salinos y su frescura, ofreciendo una experiencia vinícola inconfundiblemente ligada al mar.
Con miles de años de historia vinícola, Grecia combina tradición e innovación. Las uvas autóctonas Assyrtiko, cultivadas en los suelos volcánicos de Santorini, producen vinos blancos de una acidez vibrante y mineralidad notable. Por su parte, Agiorgitiko, conocida como “la sangre de Hércules”, da lugar a tintos robustos que maridan perfectamente con los platos mediterráneos.
China está emergiendo rápidamente como un jugador clave en la escena vinícola mundial. Ningxia, con su clima seco y altitud elevada, produce vinos tintos intensos, especialmente a partir de Cabernet Sauvignon. Muchos de ellos están siendo galardonados en competencias internacionales, poniendo a China en el mapa enológico.
En la región de Nashik, conocida como el “Valle del Vino” de India, variedades como Shiraz y Sauvignon Blanc están encontrando su lugar bajo el sol. A pesar de los retos climáticos, los viticultores indios están demostrando que el país tiene un futuro prometedor que bien merece su mención en esta lista de vino de regiones emergentes.
En Canadá, el Valle de Okanagan está desafiando las expectativas, produciendo Rieslings y vinos espumosos de clase mundial. Sus largos días de verano y noches frescas crean un equilibrio perfecto entre acidez y dulzura en las uvas.
Oregon es reconocido por su Pinot Noir, mientras que Washington está ganando reconocimiento por sus Syrahs. Ambas regiones han demostrado ser excelentes alternativas al dominio californiano, aportando diversidad al panorama vinícola de América del Norte.
La exploración de estos vinos de regiones emergentes no solo amplía el paladar, sino que también celebra el esfuerzo y la innovación de viticultores que desafían lo establecido. Estos territorios nos invitan a descubrir terroirs únicos y filosofías de vinificación, que abren nuevas perspectivas en el mundo del vino.
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